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Itaca: A mediados de S.XII y principios del S.XIII surgieron en toda Europa una serie de instituciones educativas conocidas como universidades, que en ese tiempo fueron la gran novedad en la sociedad, pero hoy son muy recurrentes en todo el mundo.
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Existen diversas opiniones para definir cuál fue la primera de todas. Algunos apuntan al caso de Bolonia o en Paros entre los años 1155 a 1158. La Universidad de Oxford también reclama ser la primera el fundarse en 1163.
En el S.XIII en Europa ya existían 12 universidades, además de las antes mencionadas.
Entre ellas se destaca:
- Cambridge en Inglaterra (1209)}
- Palencia (1212)
- Salamanca (1218) en España
- Montpellier (1220)
- Toulouse (1229) en Francia
- Padua (1222)
- Nápoles (1224) en Italia
La cantidad aumentó a partir del Gran Cisma (1378-1417). De modo que, hacia 1500, ya había unas 100 universidades en Europa.
Universidades en México
En México, la universidad surgió con la fundación de la Real Universidad de México en 1551, iniciando sus cursos enero de 1553.
A partir de entonces y hasta la fecha, la universidad ha sido una de las principales vetas del pensamiento del país, y por ende de la vida política y social de su gente.
Desafortunadamente, desde finales del siglo pasado, los intereses propios del mercado y los aspectos meramente ligados a la globalización desde el punto de vista económico, la han fagocitado poco a poco, hasta encarcelarla en espacios que la vetan de la tarea social que tiene encomendada por naturaleza.
Por ello, no es ajeno el ímpetu obsceno de muchos actores o grupos de poder que buscan controlar o en su caso aniquilar a las universidades públicas.
Desde esta perspectiva, la idea de los responsables es muy lúcida. Y es que para ellos, las universidades públicas deben ser ajenas y desinteresadas de la realidad social, política y económica del país o de la región en donde se ubiquen.
Lo cual delega su función sustantiva a una simple formación de profesionales e investigadores que, más tarde, habrán de insertarse en el mercado laboral, no es sólo un contrasentido del espíritu con el que nacieron, sino parte de la crisis que vivimos.
Pero no sólo eso, los responsables también buscan controlar e imponer su hegemonía como un constituyente de subjetividades.
Es decir, penetrar con su retórica a los individuos que asisten a la universidad pública. Y así, cuanto más saturen a la comunidad universitaria con su visión sobre la realidad social, de la moral y de la vida, más aumentarán su poder.
A pesar de este contexto, las universidades no pueden traicionar su origen sin hacer nada al respecto. Basta señalar que, actualmente las universidades siguen siendo un punto de confianza para la sociedad.
Universidades reforzadas con libertad
De ahí que las universidades deben ser fortalezas de libertad en cualquier sociedad. Y por supuesto, ser ajenas de cualquier tipo de interferencia externa en cuanto a sus funciones sustantivas de investigación, docencia y extensión universitaria.
Resulta poco probable que una universidad se coloque o se consolide en una institución de renombre mundial sin contar con estas características.
Chris Patten un político británico que fue el último gobernador de Hong Kong y ahora Canciller de la Universidad de Oxford, advierte que el principal papel de la universidad es promover la confrontación de ideas, evaluar los resultados de la investigación con otros académicos e impartir nuevos conocimientos a las y los estudiantes.
Para ello, la libertad de expresión resulta fundamental, ya que permite conservar un sentido de humanidad común y mantener la tolerancia mutua y la comprensión que apuntala cualquier sociedad libre.
En gran medida, este supuesto propicia que las universidades sean peligrosas para los autoritarios, que buscan contener su capacidad de proponer preguntas difíciles e intentar responderlas.
En vez de ello, los responsables busca consolidar «espacios seguros», donde se pretende proteger a estudiantes de todo lo que pueda agredir lo adecuado para las autoridades.
El caso más irónico es que, a pesar de que negar la libertad académica constituye una violación contra el sentido de la universidad.
En términos generales, lo que se busca es crear los ya mencionados «espacios seguros», en donde se pretende, por así decirlo, proteger a las y los estudiantes de todo aquello que pueda agredir su sentido moral.
Este hecho, refleja y alimenta, una política que resulta perjudicial para la propia identidad personal por oposición a los demás.
Anécdota de Patten
Patten recuerda que en su época de estudiante universitario, su profesor más recordado fue un notable historiador marxista, quien además fue miembro del Partido Comunista, razón por la cual, este personaje estaba bajo la vigilancia de los servicios de seguridad británicos.
Era un excelente docente, aunque si se califica con la evaluación advertida, actualmente se podría considerar como una amenaza al «espacio seguro».
Sin embargo a Patten lo llevó a estar mejor informado, ser abierto a discutir las ideas que desafiaban a sus creencias, a distinguir un argumento de una pelea, y en general, a estar más preparado para pensar por sí mismo.
Actualmente, resulta interesante advertir que dentro de la exposición de algunas ideas y temas abordados en las aulas, tales como son el odio racial, la hostilidad y violencia de género o política, son por si mismos, aspectos repugnantes en toda sociedad libre.
Sin embargo, la libertad también exige algunos límites, elegidos libremente en una discusión democrática, para poder existir.
No obstante, la intolerancia hacia el debate y la discusión nunca deben ser aceptadas. Ya lo mencionaba Popper, lo único con lo que debemos ser intolerantes es con la propia intolerancia.
Esto es un elemento indispensable en las universidades. Por ello, se debe confiar en las universidades para que ejerzan ese grado de control por sí mismas. Es decir la llamada autonomía.
¿Qué es “Autonomía”?
La autonomía un compromiso para las universidades. Es algo que implica corresponsabilidad y no debe ser concebida como extraterritorialidad.
También es motivo de fiesta, pero del mismo modo de preocupación, porque representa un compromiso.
No se reduce a un simple papel, un estatuto, una serie de reglas y normas. Sino que representa una actitud y un compromiso que no puede ser delegado exclusivamente a las autoridades.
De esta forma, la autonomía es una responsabilidad que involucra no sólo a los directivos de la universidad, sino de toda la comunidad, y los estudiantes no solo deben ser receptores de conocimiento sino de valores.
Por lo que, ejercer la autonomía significa ejercerla con «valor, con inteligencia y sobre todo con respeto».
Los universitarios deben poner un alto al abuso de sus libertades. Para ello, es necesario abandonar los «espacios seguros», pues el debate y la crítica son elementos esenciales de los universitarios.
Se debe saber criticar de forma diferente, rústica y compartida con los valores del otro, aunque no compartas su posición.
Ésta es la actitud que deben tener las universidades públicas, poner el saber al servicio de los grandes problemas sociales. Y con ello convertirse en el gran referente moral, ante la inoperancia y la corrupción de las instituciones políticas. Su credibilidad podría generar incluso imaginar una democracia representativa.
Aquel que ha pasado por la universidad, es universitario por toda la vida y debe aprender lo que en ella se predica.
La Universidad debe construirse como un contra poder frente a los poderosos y también que la presencia de los códigos de valores universitarios debe inundar la sociedad. Como escribía Cavafis:
Ten siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Más no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años y atracar,
viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino,
sin aguantar a que Ítaca te enriquezca.
Ítaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la halles pobre,
Ítaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto,
con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Ítacas.
(Cavafis, Antología Poética Alianza Editorial Madrid).
Para finalizar…
Finalmente, decía Galeano:
“Quiero enviar un abrazo de muchos brazos a los jóvenes valientes que nos están dando a todos una lección de dignidad democrática desde las calles de Chile. Ellos, los indignados, demuestran que hay otro país posible, heredero de Balmaceda y de Allende, y que Chile no termina en las fronteras trazadas por los resignados y los indignos. Que de eso se trata, al fin y al cabo: luchando por la educación, los jóvenes educan a todos los demás. Esta protesta enseña. Yo les digo: gracias mil y suertudas suertes en tan hermosa aventura“.
Dignidad al IDA!!
Doctor en Sociología y Antropología por la Universidad Complutense de Madrid; Miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel I; Servidor público de la SEPH y profesor de El Colegio del Estado de Hidalgo. Activista del perreo y el corrido B, a veces pone música, estoico seguidor del Atlético de Madrid y fifas de llano.