NO ME OLVIDES; “LA POLÍTICA MIGRATORIA PASADO Y FUTURO O LA POLÍTICA DE LA NO POLÍTICA”
NO ME OLVIDES; “LA POLÍTICA MIGRATORIA PASADO Y FUTURO O LA POLÍTICA DE LA NO POLÍTICA”
LA POLÍTICA MIGRATORIA PASADO Y FUTURO O LA POLÍTICA DE LA NO POLÍTICA; En la actualidad, el contexto en que se desarrolla la migración internacional ha obligado a que los gobiernos de todo el mundo no sean indiferentes ante las múltiples actividades que realizan las y los migrantes, así como las repercusiones que suceden en sus respectivos territorios y tejidos sociales.
Por ende, los gobiernos han buscado y buscan influir activamente en todas estas acciones buscan sacar la mayor renta para su beneficio.
En el caso de México, un país como pocos en el mundo, en donde se presentan cuatro condiciones migratorias.
Condiciones migratorias
- En primer lugar, tradicionalmente ha sido un país de origen que tiene como principal destino de sus corrientes migratorias hacia los Estados Unidos.
- En segundo lugar, es un país de retorno para los migrantes mexicanos que después de un tiempo fuera del país, deciden regresar a sus hogares o bien son deportados por autoridades estadounidenses.
- En tercer lugar, México es un país de tránsito en el cual un sinnúmero de personas de manera individual, de pequeños grupos o de caravanas migratorias, algunas organizadas otras no tanto, atraviesa su territorio desde el sur del país con destino al norte del continente.
- Finalmente, en los últimos años, se ha conformado como un estado de destino, ya que gran cantidad de migrantes que buscaron llegar a la frontera norte y que por cualquier circunstancia no lo logran, se quedan en México por estancias cada vez más largas, aunado a que, en su trayecto migratorio en territorio mexicano, se ven en la necesidad de emplearse, en especial en el sector servicios y/o de las construcción, buscando acumular el capital necesario para cruzar a Estados Unidos, a esta categoría también se le agregan aquellas personas que piden asilo en el país o que llegan de manera profesional como migración calificada.
Dados todos los casos anteriores, no es asunto sencillo configurar una política migratoria integral desde el estado mexicano, sino que requiere de un conocimiento amplio del fenómeno.
De entrada, resulta importante mencionar que, esta cuestión es una responsabilidad directa del gobierno Federal.
A través de su larga historia, la política migratoria mexicana ha dejado mucho que desear acorde a las necesidades y exigencias de las millones de personas que han migrado fuera de México, que retornan al país, los que transitan por el territorio y/o aquellos que han decidido quedarse de forma temporal, permanente, que solicitan asilo o llegar por trabajo. Empero a continuación se realiza una breve revisión de las acciones implementadas por el gobierno federal mexicano, así como las propuestas a futuro cercano.
La política migratoria mexicana a revisión
Con respecto a los migrantes mexicanos con rumbo a Estados Unidos, se ha dado una histórica indefensión que ha llevado a diversas asociaciones y grupos de migrantes a percibirse como «los olvidados» (Martínez Saldaña, 2003).
En especial, aseguraban pertenecer a un sector de la población que no importaba en lo absoluto a las autoridades mexicanas.
La indiferencia gubernamental no es novedad, desde finales del siglo XIX y hasta principios de los noventa, la intervención de las autoridades mexicanas en cuestiones migratorias se conoció como la «política de no tener política» migratoria (García Griego y Verea, 1988).
Es decir, las acciones consisten en garantizar la protección consular de la comunidad mexicana en Norteamérica y que la migración fuera vista como una «válvula de escape» (Durand y Massey, 2003) a todas las presiones sociales, económicas y políticas que experimentaba el país.
Dicha situación es comprensible dada la inestabilidad política, económica y social que se presentaba en México en ese tiempo, como producto de la Revolución de 1910 y el desinterés de las autoridades. En 1940, cuando el país tuvo cierta estabilidad política y económica, y por diversos intereses de Estados Unidos, se firmó el acuerdo laboral “Programa Bracero”. Durante ese lapso, la actividad consular y la vinculación con la comunidad migrante se redujo considerablemente. Al finalizar el Programa Bracero, la intervención del gobierno mexicano continuó siendo limitada. Aunque, la actividad del gobierno también estuvo enfocada en la repatriación y en actividades culturales y educativas.
A finales de 1980, el fenómeno migratorio continuó creciendo y muchos migrantes consiguieron una gran estabilidad económica. Esta situación ocurrió a la par de la elección presidencial de 1988. En cierta forma, este hecho motivó la participación de los migrantes en la política interna de México. Por lo cual, por primera vez, el ambiente político extendió su impacto más allá de las fronteras de México.
A partir de la gestión presidencial de Carlos Salinas, se consideró oportuno incluir a los migrantes como un sujeto activo dentro del sistema político mexicano. Así, el gobierno mexicano dio un giro a su visión pasiva y desplegó una serie de iniciativas de atención migratoria que impactaron tanto al interior del país como en el exterior.
La principal iniciativa de atención migratoria durante el sexenio de Carlos Salinas fue la creación del Programa para las Comunidades Mexicanas en el Exterior (PCME), que buscó crear un vínculo directo con la comunidad migrante en Estados Unidos. Al mismo tiempo, trató de descentralizar la política migratoria, incentivando la participación de los gobiernos estatales. En definitiva, esta estrategia inició un proceso de institucionalización de las relaciones entre el estado mexicano y su comunidad de migrantes, particularmente en Estados Unidos.
Alternancia
En el 2000, la llegada del PAN a la presidencia permitió que los migrantes tuvieran una mayor presencia en la escena política nacional y el tema migratorio se convirtió en una prioridad de la agenda de gobierno. Esta administración buscó, sin suerte, negociar un nuevo acuerdo laboral. No obstante, lo único que consiguieron fue reforzar la identificación y los derechos de los migrantes; la garantía de sus derechos políticos; y la creación del Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME).
De este modo, durante las últimas décadas ocurrió un cambio, pues el gobierno mexicano pasó de tener una actitud pasiva a realizar una serie de iniciativas enfocadas tanto a los migrantes asentados en el exterior como a sus familias en México. En general, la variación se dio a través del fortalecimiento de la actividad consular, apoyo a la dimensión organizativa, la creación de instituciones encargadas de la atención migratoria y una respuesta más activa frente a las legislaciones migratorias del gobierno estadounidense.
Al mismo tiempo, se ha hecho evidente que la migración internacional mexicana ha experimentado cambios en sus regiones de origen, alcanzando todo el territorio nacional. Por ello, fue imperativo que los gobiernos locales también asumieron un papel más activo en este proceso.
En segundo caso, la migración de retorno juega un papel fundamental en los procesos de integración y reintegración. Esto debido a que, durante los últimos 10 años se ha dado un aumento en el número de deportaciones de población mexicana, lo que configura un entorno complejo para los connacionales que residen en ese país. Esto se debe no solo a las cifras, sino al impacto de las deportaciones en términos de descomposición familiar y de desarrollo de plan de vida. El Gobierno de México ha buscado proveer condiciones adecuadas para la integración de migrantes de retorno y sus familias.
Por otro lado, en caso de los migrantes en tránsito migración calificada o los que toman como destino temporal o permanente a México, la migración centroamericana hacia México inició con mayor fuerza en la década de los ochenta, cuando llegaron a personas desplazadas y solicitantes asilo humanitario que huían de los conflictos armados.
Sin embargo, a partir de la década de los noventa, México comenzó a configurarse como un territorio de tránsito para personas migrantes provenientes de Guatemala, Honduras y El Salvador que buscaban ingresar a Estados Unidos. Se trata de población indocumentada que la expone a diversos riesgos, aumenta sus vulnerabilidades y dificulta ejercer sus derechos.
Los compromisos de México para la protección de los flujos de personas migrantes desplazadas por la guerra civil de principios de 1980, llevaron a la generación de un marco jurídico específico para esta población que, hasta ese momento, no contaba con una legislación regulatoria capaz de atender el desplazamiento de las personas para salvaguardar su vida.
Años más tarde, para 2011, el impacto de esta normativa se reflejó en la creación de la Ley sobre Refugiados, Protección Complementaria y Asilo Político.
Ahora bien, por su ubicación, México representa un paso imperativo para los migrantes de Centroamérica que por vía terrestre buscan llegar a Estados Unidos. Este factor geográfico, aunado al escaso desarrollo económico y a un incremento en la violencia en la región, han sentado los cimientos de uno de los mayores corredores migratorios en el mundo. De forma paralela, en los últimos años se ha observado un gradual control y reforzamiento en la frontera sur de Estados Unidos y México. Lo anterior es sin duda una estrategia que tiene como objetivo reducir un cruce exitoso.
Proceso de integración para migrantes
Ahora bien, el proceso de integración para migrantes y sus familias implica un reto mayor, en la medida en la que se busca su involucramiento con la comunidad de destino y se establecen mecanismos de participación de esta población que inciden en su bienestar, ambos aspectos inherentes a las necesidades que plantea la nueva política migratoria.
Esto, debido a que ambos procesos deben ser mediante acciones fundamentadas en diagnósticos que identifiquen perfiles y las necesidades de las y los migrantes, a fin de minimizar los obstáculos o riesgos relacionados al acceso de oportunidades en los ámbitos laboral, escolar, salud y seguridad social, etc.
Para llevar a cabo las acciones planteadas es necesaria la coordinación de secretarías de Estado con atribuciones al respecto para impulsar políticas de integración de personas migrantes. Por tanto las políticas de estas características se basan en la integración y control migratorio.
El futuro próximo
En temporada electoral y próximos al cambio en la administración federal, es importante saber el giro que dará la política migratoria. Son tres opciones a elegir, y más que delimitar las mejores ideas o las menos idóneas. La idea es dar cuenta de la propuesta de cada actor.
En primer lugar, durante el tercer debate a la presidencia de la república, Xóchitl Gálvez estableció que, era necesario continuar con la protección de los derechos humanos de los migrantes; hizo énfasis de aprovechar la frontera económica con Estados Unidos; ordenar la frontera sur para evitar el tráfico de personas al cual definió como el origen de la violencia; mencionó la necesidad de un acuerdo migratorio que incluyera visas de trabajo; y, mejorar el servicio consular.
Por su parte, Claudia Sheinbaum resaltó la importancia de atender las causas estructurales que causan la migración en México y en los países de origen de Centroamérica; reforzar la política exterior; establecer estudios relativos al origen destino tránsito y retorno de los migrantes; protección a los derechos humanos, mejorar la cooperación para el desarrollo con países de origen y fomentar el desarrollo del sur de México; reformar la estructura y funcionamiento del Instituto Nacional de Migración (INM); y generar, polos de desarrollo para evitar el éxodo de personas.
Finalmente, Jorge Álvarez Máynez propone mejorar la protección de los derechos de los migrantes; atención a las fronteras norte y sur de México; atención directa a las causas de la migración; servicio civil de carrera en el Instituto Nacional de Migración (INM) y evidenció la importancia de atender la migración infantil.
Al final, cada uno establecerá la mejor opción para su beneficio, pero al menos es importante resaltar que, la política migratoria seguirá siendo un gran pendiente en la agenda política para el próximo gobierno.
Edgar Castillo
Doctor en Sociología y Antropología por la Universidad Complutense de Madrid; Miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel I; Servidor público de la SEPH y profesor de El Colegio del Estado de Hidalgo. Activista del perreo y el corrido B, a veces pone música, estoico seguidor del Atlético de Madrid y fifas de llano.
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