ADICTO AL TRACK. Falleció el maestro de maestros, pero nos queda su extensa obra para leer, releer, disfrutar y aprender de su tinta cósmica.

ADICTO AL TRACK. Falleció el maestro de maestros, pero nos queda su extensa obra para leer, releer, disfrutar y aprender de su tinta cósmica.

Soy de los románticos que aún creen que el rock (o rock & roll) mantiene en ti un espíritu juvenil, vivaz, desfachatado, contra corriente.

Y cuando hablo del rock, me refiero tanto a su creación como a su consumo. Claro, ley de vida, te comenzarán a salir canas hasta en los lugares menos inesperados, estarás cada vez más cerca de encarnar la rola ‘When I’m Sixty-Four’ de los Beatles, te tronarán las articulaciones cuando andes rolando de pata de perro por la gran urbe.

La nueva música clásica

Sin embargo, el rock, esa nueva música clásica, te mantendrá a flote, será tu salvavidas, tu tanque de oxígeno, tu dosis psicodélica (si eres de ese club), tu paracaídas.

José Agustín (1944/2024), maestro de maestros, leyenda ‘beatnik’, pionero del periodismo rock, jefe de la onda (aunque nunca le latió esa etiqueta hecha de mala leche por Margo Glantz), murió el pasado 16 de enero, causalmente el Día Internacional de The Beatles – declarado por la ONU- (música celestial y chida para recibir a ‘Pepcoke Gin’, como le decía su colega contracultural contempo y valedor Parménides García Saldaña).

Leer a José Agustín te hace sentir joven, tengas la edad que tengas, porque en varios de sus libros, o reportes rockeros o columnas como ‘La Cocina del Alma’ (para la notable y extinta revista ‘La Mosca’), te cuenta historias como si te las estuviera contando tu amigo en una tarde de chelas en tu casa, con lujo de detalle y un estilazo único de embrujo.

Y bueno, ese estilo lleno de jovialidad tampoco fue de a grapa. Cuando ‘La Tumba’ ya se vendía macizo, José Agustín apenas tenía 20 años, era realmente un chaval que habría una nueva dimensión a una generación que, hasta hoy, sigue influenciando con su buena ondez.

Jefe de la Onda

Al jefazo de la Onda lo van a despedir en Bellas Artes, según nos informan sus cercanos, y se habla de libros póstumos que ya dejó listos y calientitos. Más allá de ese material inédito, que es un agasajo para sus fans, ahí queda su extensa obra para leer, releer, disfrutar y aprender del maese José Agustín, y su tinta cósmica, desparpajada y desmadroza.

Yo realmente nunca he pensado en eso (en su epitafio), pero, pues que escriban lo que quieran: ‘aquí murió’, ‘aquí estuvo chingando’, ‘’ya se fue, ¡qué a toda madre!

ENCORE.

Me tomé una fotaza con José Agustín en los cines de Plaza Universidad, en una de sus últimas apariciones públicas que tuvo, en la premiere de ‘Me estás matando Susana’ (2016), cinta basada en su novela ‘Ciudades Desiertas’, la cual me votó de la risa (ambas, libro y película), aunque me puso a pensar hartas cosas sobre la infidelidad (¡Ay dolor!, hasta parece chiste, pero es novela).

Sergio Flores
Reportero de música (Mil Usos Rock)
y escritor de canciones (Flora Casanova).
Me gusta la gente con sentido del humor.
Instagram | @sergiofcasanova

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