Los servicios de streaming y la devaluación de la música.
LOS SERVICIOS DE STREAMING Y LA DEVALUACIÓN DE LA MÚSICA
No cabe duda que la multiculturalidad artística y de música es algo con lo que el ser humano siempre ha tenido que coexistir.
Si bien hay gente que solo disfruta de cierto tipo de estilos musicales, otro tipo de personas disfrutan de varios géneros, creando diferentes perspectivas y maneras de apreciación.
90´s
Los años 90 fueron clave para la diversidad musical. Surgieron estilos únicos como el grunge, el britpop y el shoegaze, junto con otros más alternativos como el Black Metal y el trap. Además, géneros de nicho como el drum and bass y el breakcore también ganaron seguidores y continúan teniendo una audiencia significativa hoy en día.
Siendo el principal medio de difusión para la música la radio, donde existían cientas de estaciones donde algunas se especializaban en géneros específicos como rock, rap, electrónica, entre otros.
Durante esa década, el presidente Bill Clinton introdujo una ley que centralizó las estaciones de radio. Esto llevó a un cambio significativo: las estaciones que solían estar divididas por géneros y estilos empezaron a reproducir la misma música repetidamente. Como resultado, los géneros musicales se homogeneizaron, rompiendo con la división cultural previa.
Centralización de los conciertos
En los años 90, los servicios de conciertos se centralizaron bajo empresas que controlaban el boletaje, los lugares y las agendas de las bandas. Un ejemplo destacado fue la disputa entre Ticketmaster y la legendaria banda de Seattle, Pearl Jam. La banda enfrentó a Ticketmaster por los sobreprecios en la venta de boletos, ya que al ser la única empresa en poseer el boletaje, aumentaba hasta un 70 por ciento el precio original de cada concierto. A pesar de los esfuerzos de Pearl Jam por vender boletos fuera de Ticketmaster, la banda resultó perdedora, perdiendo dinero en su gira y sin poder competir contra la empresa de boletaje.
Así fue como se asentó principalmente la industria musical que actualmente nos rige, siendo poseída por grandes empresas y con solo 3 o 4 géneros musicales que forman parte del gusto popular y los pequeños géneros siendo desplazados y buscando otros métodos para difundir su arte.
¿Cómo ganan dinero?
Los artistas tienen 2 maneras de sacar dinero a través de su arte en la actualidad, la primera es comprando la música independientemente del formato (CD, Casset, Vinilo, Digital, etc.) y la otra es a través de las giras, donde porcentaje del boletaje es para las bandas/artistas/djs.
Siendo Itunes, MySpace, Bandcamp, Amazon, entre otras plataformas las que se encargaron de mantener un ingreso constante para los artistas, aunque la industria del boletaje estaba ya dominada por completo, al menos la venta de música permite a los artistas recibir ingresos directos por su trabajo.
Sin embargo esto empezó a cambiar a principios de la década de los 2000’s, cuando los servicios de streaming empezaron a entrar en boga, además de ser una herramienta eficaz para el consumidor, ya que, mientras un álbum o un EP estaba entre una media de 10 dólares (150 pesos mexicanos aprox.) Una suscripción a un servicio de streaming tenía el costo mensual de un solo producto y te brindaba toda la música que quisieras.
Así fue como algunas empresas que manejan carteras grandes de músicos y artistas, con el miedo de que su arte quedara en el olvido, empezaron a subir su música a plataformas como Deezer, Spotify, Tidal, entre otras.
La trampa
La trampa de estas plataformas no era para los consumidores, sino para los artistas, donde, aproximadamente por cada mil reproducciones un artista vendría ganando la módica cantidad de 4 dólares, siendo las empresas de streaming las principales beneficiadas de estas plataformas.
El conflicto no es nuevo y tiene varios aristas, actualmente es difícil que un consumidor de música promedio salga de estas plataformas ya sea por comodidad y por costumbre, por lo que un artista que no se encuentra dentro de estas puede pasar desapercibido por potenciales consumidores; aunque, para un artista independiente o emergente es casi imposible vencer a los monstruos algoritmos que poseen las plataformas de streaming musicales.
Muchos artistas han hablado de boicotear estas plataformas desde hace años, por poner algunos ejemplos Neil Young, Taylor Swift, Ben Frost e infinidad de artistas que han optado por vender su música de manera independiente en plataformas como Bandcamp.
Jame Blake
Más recientemente, el artista y productor inglés James Blake tocó recientemente el tema de las plataformas de streaming y las Inteligencias Artificiales en la industria musical, afirmando que precisamente, estas plataformas afectan a los artistas y devalúan su trabajo de una manera significativa.
En sus publicaciones de X (antes Twitter) Blake afirma que vivir economicamente como músico es más difícil actualmente, ya que las plataformas de Streaming, principalmente Spotify y TikTok, no pagan de manera justa a los artistas, y a todo eso se suma la gran cantidad de porcentajes que exigen las disqueras y productoras a los artistas, expresando que, si un artista tiene suerte y logra hacerse viral, los ingresos del artista serán mínimos del alcance que puede llegar a tener su trabajo.
Otra postura interesante de Blake es que afirma que la industria le ha “lavado el cerebro” a los consumidores, haciéndoles creer que la música es gratis cuando no lo es, siendo que es un trabajo duro, difícil, que requiere estudio y que noe está siendo remunerado de manera justa para la gente que se encarga de hacer música; y teniendo como consecuencia los precios exagerados en festivales musicales y conciertos para que estos artistas puedan subsistir.
Otra incógnita que plantea el productor inglés es que las productoras están apostándole más a las inteligencias artificiales para la creación de música (un tema que requiere posiblemente otro artículo), ya que para las disqueras es mucho más barato generar canciones por estos medios y dejar que los algoritmos enriquezcan a las empresas y dejen de lado a los artistas.
La lista es larga
Así mismo, el productor, rapero y compositor Kanye West, con su reciente regreso con su álbum “Vultures” (2024), plantea la posibilidad de ya no subir sus futuros discos a servicios de streaming y vender sus canciones en sus páginas oficiales a un precio accesible tanto para él como a su público, ya que, poniéndose de lado de James Blake, siente que estas plataformas ya no son rentables para cualquier artista que quiera vivir de la música.
¿Cuánto tiempo falta para que la música que consumimos como masa sea completamente generada por inteligencias artificiales? ¿Acaso ya no somos capaces de consumir música o arte en general si no se encuentra en spotify o Youtube?
Tal vez deberíamos de seguir buscando medios alternativos de consumo musical, o hacerle caso a nuestras madres y estudiar medicina o derecho en lugar de música.
Asael Calderón
Comunicólogo, DJ,
amante del arte y las plantas.
Medio cinéfilo, medio otaku,
medio pendejo
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