Una aventura entre historia y naturaleza: desde el Reloj de Pachuca hasta el Centro de Mineral del Chico
Enclavada en el corazón de Hidalgo, la ciudad de Pachuca nos brindó el punto de partida perfecto para una emocionante caminata hacia el pintoresco centro de Mineral del Chico.
Enclavada en el corazón de Hidalgo, la ciudad de Pachuca nos brindó el punto de partida perfecto para una emocionante caminata hacia el pintoresco centro de Mineral del Chico.
Con la energía y la emoción palpables, el grupo de amigos emprendimos esta travesía que prometía descubrimientos tanto históricos como naturales.
Inicia la travesía desde Pachuca
El punto de inicio fue el emblemático Reloj de Pachuca, un monumento que marcó el comienzo de nuestro día. Dejando atrás el bullicio urbano, nuestros pasos nos llevaron por caminos que, con cada paso, nos distanciaban más del ajetreo citadino.
Fue en el letrero “Bienvenidos Barrio El Arbolito” donde sentimos la magia de este barrio mágico de la capital, Pachuca. – un lugar del que próximamente les platicaré –.
Siguiendo nuestro trayecto, nos encontramos con el antiguo camino real por 4ta Humboldt – dice Google Maps -, también conocido como el famoso barrio El Bordo. Desde aquí, las panorámicas de la capital hidalguense nos regalaron bellas postales que quedarán en nuestros recuerdos.

Cada rincón de este camino histórico nos transportó a épocas pasadas, llenándonos de asombro ante la riqueza cultural y arquitectónica de la región.
Después de recorrer 5 kilómetros, la aclimatación comenzó a hacerse sentir, y nuestras energías nos impulsaron hacia nuevos horizontes. La travesía continuó, guiándonos hasta el centro de San Miguel Cerezo, donde el ambiente empezó a tornarse más boscoso y fresco.
De ahí partimos a “El churro”, al adentrarnos en este nuevo paisaje, nos sumergimos en un entorno donde la vegetación exuberante se abría paso entre senderos empedrados y antiguas piedras. El bosque, con su manto verde y la fragancia de la naturaleza, nos envolvió en una atmósfera única. El camino, empedrado, nos llevó a través de este santuario natural, donde la armonía entre la flora y fauna nos recordaba la importancia de preservar la belleza de la tierra.
Cerca del objetivo
Cada paso nos acercaba más al corazón de Mineral del Chico, y mientras avanzábamos, las piedras antiguas susurraban historias de tiempos pasados. La combinación de la historia impresa en el camino y la majestuosidad del bosque creó una experiencia inolvidable.
El camino nos llevó al conocido Valle de los Enamorados, un lugar que justifica su nombre con sus largos caminos que se entrelazan entre la majestuosidad de la naturaleza. Aquí, compartimos el sendero con caballos que, sin preocupaciones, tomaban el sol y pastaban a nuestro alrededor.

Entre risas, historias compartidas y breves descansos, disfrutamos del cálido sol que, a pesar de los aproximadamente 13-15 kilómetros recorridos, nos acariciaba con suavidad.
Sin embargo, el frescor del bosque se hacía presente, recordándonos constantemente la diversidad de climas que el lugar nos ofrecía.
Continuamos nuestra travesía hacia la Peña del Cuervo en Mineral del Chico, un lugar emblemático que nos recibió con caminos empedrados y un bosque que parecía contener secretos ancestrales.
A medida que nos adentrábamos en este entorno, los sonidos del bosque, desde el susurro del viento entre las hojas hasta el canto de los pájaros, nos envolvían en una sinfonía natural.
El aroma fresco y terroso nos guiaba, revelando la riqueza de la flora que nos rodeaba.
La Peña del Cuervo nos recibió con sus imponentes formaciones rocosas, testigos silenciosos del tiempo. Nos detuvimos para admirar la vista panorámica que se extendía ante nosotros, abarcando el verde tapiz del bosque y las montañas que se perdían en la lejanía.
El clima fresco y la serenidad del lugar crearon un ambiente mágico, donde el tiempo parecía detenerse por un momento.
Después de absorber la energía de la Peña del Cuervo, retomamos nuestro camino descendiendo por los senderos empedrados. Cada paso nos llevaba más cerca del centro de Mineral del Chico, pero el viaje no había concluido.


La travesía nos había conectado de manera única con la naturaleza, dejándonos con la certeza de que este recuerdo perduraría en nuestras mentes mucho después de que la caminata hubiera terminado.
A retomar las fuerzas
Al llegar al centro, decidimos recompensarnos con un desayuno reconfortante. Optamos por unas deliciosas enchiladas, un platillo tradicional que resaltaba los sabores auténticos de la región.
La satisfacción de llenar nuestros estómagos se complementó con la elección de hidratarnos con una refrescante cerveza local, cerrando así nuestro viaje con un brindis entre amigos, celebrando la aventura, la naturaleza y la conexión con esta tierra mágica que nos había acogido a lo largo de nuestra inolvidable caminata.
Concluimos nuestra caminata épica con una distancia recorrida que osciló entre los 20 y 22 kilómetros, un logro que no solo nos desafió físicamente, sino que también enriqueció nuestros corazones con historias y anécdotas que perdurarán en nuestros recuerdos para siempre.

La caminata no solo nos dejó con la satisfacción de haber conquistado kilómetros y elevaciones, sino también con la certeza de que las risas compartidas, las conversaciones profundas y las pausas para disfrutar del entorno fueron tan importantes como el destino en sí mismo.
Cada paso fue testigo de la amistad que floreció entre nosotros, transformando la caminata en una aventura compartida.

Gabriela Arbeu
Community Manager; aficionada a la fotografía,
los viajes y la escritura.
Interesada en los deportes, la natación
y la montaña.
Instagram | @rutas.mochilerasmx